Caso Narumi: los investigadores acusan al principal sospechoso
El exnovio chileno de esta estudiante japonesa desaparecida en Besançon en 2016 huyó a su país. La justicia francesa acaba de revelar elementos acusadores sobre su responsabilidad.
El exnovio chileno de esta estudiante japonesa desaparecida en Besançon en 2016 huyó a su país. La justicia francesa acaba de revelar elementos acusadores sobre su responsabilidad.
Ciertamente, falta la pieza principal: el cuerpo. Pero por lo demás, el caso Narumi es “un rompecabezas en el que todas las piezas se han reconstituido y encajan perfectamente”, en palabras del fiscal de Besançon, Etienne Manteaux.
Este jueves por la mañana, el magistrado ha tomado la palabra para ofrecer una última rueda de prensa sobre la desaparición de la estudiante japonesa de 21 años el 5 de diciembre de 2016. Si se hiciera la analogía con una partida de cartas que se jugaría entre las autoridades francesas y chilenas, se diría que en el momento en que se termina la instrucción, Etienne Manteaux mostró su mano para obtener la extradición de Nicolás Zepeda Contreras, principal sospechoso del asesinato de la joven.
Esta actitud es difícil de entender, ya que el caso, incluso sin el peso de la autopsia, es abrumador sobre el papel. Si la solicitud de extradición evacúa la acusación por “secuestro y secuestro”, centrándose en el “asesinato”, es porque todo apunta a que el joven chileno premeditó su acto. Con Narumi, dice haber vivido “19 meses y 16 días” de una relación amorosa que comenzó en febrero de 2015, cuando estudiaba en la misma universidad que ella, la de Tsukuba, no muy lejos de Tokio. Fija su final en el 6 de octubre de 2016.
Unas semanas antes, Narumi llegó a Besançon por un año. Una estudiante con un futuro brillante, juzgan todos sus profesores. La mejor prueba de ello es que tiene una beca del selectivo gobierno japonés. “Su salida de Japón creó una situación incómoda dentro de nuestra pareja”, eufemizará Zepeda la única vez que hablará, por iniciativa propia, el 30 de diciembre de 2016, frente a la policía chilena.
Celos de un estudiante francés
Después de los hechos, a la vista de los peritajes realizados por los investigadores de la PJ de Besançon, parece que se intercambiaron 980 mensajes entre Narumi y Nicolas en ese momento. Sólo el 5 de septiembre de 2016, día en que parece precipitarse su ruptura, los dos se envían 646 mensajes en tres horas. Él está amargado. Acusa a Narumi de haber “destruido todo”.
El 7 de septiembre, en un video publicado en Dailymotion, el chileno es esta vez amenazante: “Tiene que generar confianza. Ella tiene que pagar”, dice ante la cámara, con una mirada oscura.
El otoño anterior, la había presentado a su familia durante un mes de vacaciones en Chile, y anunció a sus allegados que quería hacer una vida con ella. Pero en este principio de octubre de 2016, ya no pasa nada. La joven japonesa tiene obviamente otra visión de su propio futuro. “No estoy en Francia y me tomas por una idiota”, le reprocha Nicolas. Quiere como prueba las frecuentaciones masculinas de la joven, en particular un tal Arthur.
Narumi Kurosaki / Nicolas Zepeda Contreras./DR
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¿Embarazada de su presunto asesino?
Por casualidad, este joven francés acababa de regresar de un año de estudios en Japón, en Tsukuba. Se hizo amigo de Narumi en Franche-Comté y Zepeda intuía, con razón, que se estaba gestando un romance. Ordenó a Narumi que borre a Arthur de sus contactos de Facebook, junto con otros dos amigos. Ésta se negó. “Quería casarme, tener una casa, tener hijos contigo…”, dice Zepeda.
Por otro lado, Narumi le reprocha “echar a perder (sus) estudios en Francia”. Sobre todo: “Nunca olvidaré que me embarazaste”, lo expone, deplorando que el chileno no la ayude financieramente sobre este punto, que cristalizó amplias investigaciones. Porque a la vista de las conversaciones, Narumi hablaba entonces en presente. Los investigadores intentaron tener confirmación de su embarazo, sin conseguirlo, a nivel administrativo, como cerca de los hospitales del sector.
El 8 de octubre, un último intercambio entre los dos jóvenes termina con un “te quiero” del chileno, que suena como un epitafio.
“Por eso vamos a efectuar, a partir del domingo, un allanamiento utilizando muchos medios, como Bluestar, para revelar los rastros de sangre”.